lunes, noviembre 17

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Lo primero es despertar, siempre lo es, porque luego uno no puede tener la certeza de que todo su día esté sucediendo realmente. luego de ver unos momentos las manchas en el techo y tener un breve desconcierto de no saber el día y la hora; todo cae lentamente en su lugar. es lunes son las 10 de la mañana, mi hora de entrada, enseguida me levanto, para esto se requiere mucha fuerza, pues siempre hay una especie de velo que me impide separarme del todo, me mantiene ahí como dormido, atrapado y sin nada más. dos vasos de agua, luego la pastilla que por algún motivo u otro tengo que tomar, para ser un ciudadano promedio, y permanecer adaptado a las convenciones que se han determinado tiempo atrás. antes de tomarle siempre me pregunto si es esto lo que quiero, es decir, si quiero estar falsamente feliz, sin problemas, sin preocupaciones de ningún tipo. Siempre termino cediendo. ay de mí el día que olvide mi pastilla, ese día sin duda, regresare al umbral y el velo que me mantienen dormido.


Fuera de casa todo parece igual, pero esa sensación desaparece al dar unos cuantos pasos. hace frío, todo es más claro, el sol hace ver unos colores muy nítidos y hay algunos tipos cortando el césped en el camellón central.